sábado, diciembre 27, 2008

Si tuviera más tiempo, haría más.

De qué voy a escribir? No tengo idea. Han pasado tantos días desde la última vez, han pasado tantas cosas; muchas veces he querido escribir y hasta me he visto (en el pensamiento) haciéndolo, pero el tiempo es un gran enemigo para hacerlo. He andado full y con las justas he tenido tiempo de llegar a casa, dormir y reponer energías para cada día. Me han encantado estos meses de tanto trabajo comprometida con el Señor, en mi parroquia y donde Él ha querido ponerme. Sé que Dios nos coloca allí donde más nos necesita (Beato Adolfo Kolping) y de hecho también me ha puesto donde yo más necesito.
Mi servicio de acogida es delicioso. Cómo ayuda cada abrazo y/o beso que nos damos con los miembros de mi comunidad en Santa Leonor; una simple palabra, una sonrisa, un abrazo, una bienvenida, hacen un montón en las personas. Yo lo hago con mucho cariño, porque quiero darlo, porque me siento bien cuando también veo que entran al Templo con una sonrisa; o cuando ya se retiran y nos despedimos con la esperanza de encontrarnos el siguiente Domingo. Normalmente participo de las dos Misas que tenemos en nuestra capilla; debo aprovechar, ya que toda la semana no voy a Misa y encontrarme con el Señor en la Eucaristía tiene gran importancia para mí.
Participar en la Liturgia de la Palabra como lectora es un honor que agradezco tanto al Señor y pido que siempre ayude para que me haga tan chiquita cuando proclamo Su Palabra, que la Asamblea sólo lo escuche a Él. Compartir ese rol con tanta gente con ese don me ha enseñado a hacerlo con humildad y las enseñanzas de Pbro. Lucio Castro Espíritu han hecho que le dé un verdadero sentido a ese servicio. Espero que este próximo año, podamos mejorar aún más.
El Centro de Formación Cristiana (CFC) me ha dado muchas alegrías, mucha presión también porque además de ser participante he sido promotora, un servicio lindo, que nos exige ser cada vez mejores personas, como todos los servicios que doy. Lo interesante de esta exigencia es que en el CFC he podido aprender muchas cosas; y es que conociendo cada vez más Dios, es que mi fe ha crecido y puedo amarlo mucho más! Pero si debo rescatar lo que más me ha gustado de esta experiencia en el primer año, es que mi Iglesia (grupo) Santiago Zebedeo fue creciendo también y hemos tenido un año de estudio muy bueno. Recuerdo que algunos llegaron con la intención de no hacer tareas, de no reunirse, de no ir a todas las clases, parecía que les daba temor comprometerse tanto. Pero ha sido tan gratificante verlos a todos que se sentían cada vez más identificados con el Señor, que lo aman más que al comienzo, que participaron en las reuniones en las que resolvíamos juntos las separatas, que trataron de cumplir con las intendencias con tanta egnerosidad, que en momentos claves han sabido manifestar su amor a los hermanos, al CFC y a la Parroquia; por lo tanto manifestaron su amor a Dios. Esa experiencia me ha gustado tanto! Ahora estamos listos para pasar al segundo año, de los tres que corresponden. No vemos la hora de volver a juntarnos. Ya empezaremos "las vacaciones útiles" para satisfacer nuestras ganas de seguir aprendiendo.
Fui también afortunada al ser invitada a las clases de Liturgia de Padre Lucio. Allí, cada martes (cada lunes en los primeros meses) hemos practicado cómo leer la Palabra, hemos aprendido muchas cosas que la Liturgia nos ofrece; fundamentos, significados, tiempos, formas... y también hemos vivido momentos maravillosos como la visita al Hogar de la Paz, el desierto a fin de mes, los cumpleaños, la amistad... Todo esto es una fortuna que no todos poseen; lo valoro tanto.
Y como si fera poco... también me ha llevado el Señor a ser misionera. Los lunes durante 3 meses hemos recibido capacitación y desde este mes de Diciembre hemos empezado la parte "operativa" de la Gran Misión de Lima (GML), visitando a los hermanos, de casa en casa, para que participen en la GML yendo a unos Cenáculos en los que damos temas para que también ellos aprendan y conozcan más del Señor, de la Iglesia, de la Virgen María. El Espíritu Santo se hace presente en cada uno de nosotros para que podamos cumplir con esta misión que nos enriquece tanto a los misioneros, y puedo decir que es de las experiencias más bonitas que he vivido este año.
Ante todo esto, insisto... cómo quita tiempo el trabajo para hacer muchas más cosas por el Reino del Señor!