miércoles, diciembre 07, 2011

Tu asuencia se hace presencia... a cada rato.

Estoy conversando y de pronto me río, ...y me río como tú. Te extraño.

Estoy pensando y, de casualidad, paso frente a un espejo ...y ese gesto es como el tuyo. Te extraño.

Si hablo con alguien y de pronto reniego ...lo hago como tú. Te extraño.

Hoy miré una foto tuya y expliqué a otra persona la circunstancia de tu imagen en la fotografía; y al final comenté: también tengo una foto en las mismas circunstancias, cuando yo muera explicarán lo mismo. Cómo te extraño!

Yo, desde muy pequeña, he creído que Dios me llevaría a Su presencia muy temprano. Y te llamó a ti, mi hermano querido.

¿Por qué la nostalgia aflora tanto en estos días?

Cuando llegaba mi cumpleaños y no llamabas yo sólo sonreía y decía: "mi hermano despistado, ya se dará cuenta de la fecha cuando llegue el feriado (30 de agosto)"... y así era, en los días siguientes llamabas y nos reíamos. Pero, si no estábamos juntos, en los primeros minutos del 25 de diciembre siempre nos saludábamos y jugábamos a quién gana en llamar a todos.

Dentro de poco llega la Navidad, y extrañaré tanto como la anterior tu presencia, tu voz, tu saludo, tu risa, las bromas. Extrañaré tanto nuestro amor fraterno. Y cierto, ya estoy llorando un rato. Pero basta recordar que hoy, así como en la Navidad, así como en los cumpleaños, y para siempre estás en la presencia de nuestro Señor y me alegro, hermano. Gózate en la Gloria de Dios.